lunes, 11 de octubre de 2010

En el circo de la vida, mejor ser equilibrista

Yo creo que este mundo es como un circo. Nunca falta el payaso que quiere caerle bien a todo el mundo, el que es más pesado que un elefante, el que se quiere comer a todos crudos y se cree el rey de la selva, el que hace malabares para llegar a fin de mes y el equilibrista. Este último me agrada, pues resume a pleno la postura que creo hay que tomar en la vida, en el equilibrio está el secreto pero requiere de una dosis de coraje, es caminar por la cuerda y mantener el equilibrio, mientras muchos esperan que te caigas...
Observá que las personas que envejecen más rápido son las que desarrollan algunas de sus cualidades en forma extrema. Los intelectuales a ultranza, por ejemplo, envejecen rápidamente y lo mismo ocurre con los deportistas de elite. Ellos inclinan la balanza a un opuesto y el cuerpo reacciona ante el desequilibrio. Lo ideal sería ser una persona equilibrada intelectual y físicamente. Un ser integral. Desarrollar ambos planos, el intelectual y el físico. Al estar en armonía viajarás por la vida, como un auto que va sereno, con su peso bien equilibrado. Sino, observemos a los jugadores de fútbol, por citar algún deporte popular. Jóvenes de diecinueve o veinte años que parecen de treinta. Ya desgastados. Ya con aspecto de hombres mayores; entrenan doble turno, viajan constantemente, cambiando sus relojes biológicos, durmiendo poco, con sólo dos semanas de vacaciones al año, pretemporadas interminables. También hay que cumplir con los sponsors, con la prensa. Sin tiempo para la distensión, para un buen libro, para una obra de teatro, para aprender otra cosa que no sea fútbol día y noche.

La goma mal balanceada

Una vez fui a revisar mi auto pues sentía que la dirección se movía demasiado. El empleado al rato de revisarlo viene y me muestra una de las gomas del auto para que viera como se había gastado toda de un lado y del otro estaba prácticamente nueva. Me sugería comprar una nueva. Yo le respondí que esa goma era prácticamente nueva, cómo iba a gastar de vuelta en otra. Y el me respondió:” Es verdad, es nueva pero estuvo mal balanceada y siempre estuvo apoyando de un lado, lamentablemente ya no sirve.”
Entonces podemos ser jóvenes en edad pero si estamos desbalanceados, apoyando siempre de un lado ( por lo general nuestro trabajo) podemos ser ya “viejos”. Si la goma hubiera estado balanceada tendría mucho más tiempo de uso. Balanceemos nuestras inteligencias y prioridades , seguramente llegaremos más lejos.
La vida es de una riqueza inconmensurable. Algunos deportistas dicen: el deporte es mi vida. Algunos ejecutivos dicen: esta empresa es mi vida. Algunas madres dicen: mi hijo es mi vida, algunas mujeres dicen a su amado, sos mi vida. En realidad no hay nada externo que pueda ser TU VIDA. La vida no puede depender de una empresa, de otra persona, de un deporte. Epicteto, filósofo griego, opinaba:
“Acércate a la vida como si fuera un banquete”.
Entonces no comamos siempre el mismo plato. La variedad y la diversidad de la vida son infinitas. El desequilibrio, a veces parte del concepto que nos imponen para desarrollar sólo dos aptitudes, la matemática, y la lingüística. Pero ya hace tiempo que se ha descubierto la existencia de inteligencias múltiples. Creo que vale la pena conocerlas para tomar conciencia de todo lo que hay por explorar.

Inteligencia Matemática: Bueno para los números, para resolver problemas matemáticos. Facilidad de abstracción para resolver problemas.
Inteligencia Lingüística: Facilidad para expresarse, para aprender idiomas extranjeros, para relatar historias... Muy desarrollada en poetas y escritores.

Estas últimas, son las Inteligencias más desarrolladas porque el sistema escolar se basa en ellas. Veamos el resto

Inteligencia Interpersonal: Es la inteligencia que nos permite entender los estados de ánimo y preocupaciones que sufren los demás. Inteligencia para trabajar en forma grupal.

Inteligencia Intrapersonal: Capacidad para reconocer los sentimientos propios. Permite conocer nuestros puntos débiles y nuestra fortaleza.

Inteligencia Corporal: Atletas, bailarines, cirujanos, artesanos, son quienes tienen muy desarrollada esta inteligencia.

Inteligencia Musical: comunicarse y crear a través del sonido. Compositores, músicos, etc.

Inteligencia Espacial: Capacidad para visualizar objetos, lugares con movimiento y dimensiones. Aquellos quienes mapean una idea son los que tienen más desarrollada esta inteligencia.

Inteligencia Naturalista: Agricultores, jardineros, botánicos, geólogos, arqueólogos, desarrollan esta inteligencia.

Todos tenemos algo de ellas, algunas más desarrolladas que otras. Es por eso que Eisntein no era más inteligente que Michael Jordan o viceversa. Cada uno era un genio en lo suyo. Tenían algunas de sus aptitudes más desarrolladas que las otras.
La combinación de todas las aptitudes nos hace un ser único. Quisiera subrayar la variedad y la riqueza de nuestra mente. En general tan poco explorada. Intentemos desarrollar un poco de cada una, y trabajemos más fuerte con la que tengamos más condiciones. Pero debemos equilibrarnos, esto nos hará seres más completos y armónicos. En la armonía está el secreto de hacer más lento el camino al deterioro. Ahora, ¿por qué una persona muy “inteligente”, con buenas calificaciones, con logros académicos y laborales meritorios, no logra ser feliz completamente O llevar una vida armoniosa? Deberíamos diferenciar el intelecto de la inteligencia. Podemos tener mucho intelecto encima pero no ser inteligentes para vivir. El intelecto, el cúmulo de información va aplastando nuestra inteligencia natural, la que, por ejemplo tienen los niños. Eso es inteligencia pura, no influenciada por conocimientos, normas, credos ni estructuras. Ser inteligente, también, es conocerse uno mismo, sus puntos fuertes y débiles. Y la capacidad de adaptación. Es por eso que personas quizá no tan “inteligentes”, en logros académicos, han logrado llevar una vida armoniosa e inteligente, y en consecuencia, plena de juventud y activa hasta edades inimaginables.
Retomando lo referente al equilibrio, este mundo siempre nos coloca para elegir un extremo, no para pararse en el medio. Te empuja de una orilla a otra. Esta sociedad te quiere en algún extremo. Sos de River o de Boca, comunista o capitalista, simpático o amargado. Blanco o negro. No existen los grises. Además siempre buscamos tener alguien con quien confrontar, y evitar vivir en armonía. Hay una de esas antinomias en la que es bueno detenerse. Son las sociedades occidentales y orientales. Las primeras dominadas por lo material, por la ambición, la tecnología; y la oriental signada por lo espiritual, por el desprendimiento total, vistiendo una túnica y en condiciones deplorables, porque lo que importa es el interior y no el exterior. Y ambas se buscan. El occidental quiere la paz espiritual que no encuentra en lo material, por ello muchas personas adineradas viajan a ver al Dalai Lama o se internan en algún monasterio. Y el oriental quiere algo material, algunas rupias, ellas no se encuentran en la meditación.
Sería bueno sacar lo mejor de cada cultura y construir una sola. Pero necesitamos de la antinomia, del opuesto para vivir. Ya conocía Estados Unidos y su estilo de vida cuando viajé a Cuba. Lo hice con la intención de conocer el último bastión del comunismo y poder comparar con la sociedad capitalista. Como sociedad es interesante, de ella podemos sacar algunas conclusiones. Creo que el sistema tiene muchas cosas a favor, como el sistema educativo y la salud; pero rompe el don primario con el que nacemos: la libertad, sin ella no podés construir nada. Pero es el extremo, es el desequilibrio y por eso no funciona bien, como tampoco funciona bien el capitalismo a ultranza. En una manda el estado y en la otra el mercado.

En nuestra vida debemos buscar lo mejor de cada cultura, seamos occidentales, pues estamos inmersos en ella, pero busquemos también la parte oriental. La relajación, la meditación, el ser introspectivo para conocernos, o para saber quiénes somos, que función tenemos acá y hacia dónde vamos. Es muy difícil, por ejemplo, que a los diecisiete o dieciocho años podamos decidir cuál será la profesión o el oficio que nos acompañará toda la vida. Existen muchas influencias que no nos permiten tomar la mejor decisión y es por eso que una vez escuché que los Bancos están llenos de poetas. Mucha gente decide, después de muchos años, empezar a estudiar nuevamente, “esta es mi verdadera vocación” manifiestan. Lo que significa que la anterior estuvo dictaminada por otros factores. Un conocido me contó que había estudiado medicina para no defraudar al padre, ya que llevaban cinco generaciones de médicos… ¿sabés adonde habría que mandar a las cinco generaciones, si la vocación era el teatro, la pintura o el deporte?
Pero es difícil tener la personalidad suficiente con diecisiete años, justamente porque los adultos que nos educaron nos han prestado una que decide por nosotros. Muchos hijos no quieren defraudar a sus padres y muchos padres intentan completar algo que no pudieron realizar a través de sus hijos.
Ahora, esta es una buena oportunidad para empezar a aprender lo que dejamos inconcluso o lo que nunca comenzamos. A lo mejor tenés una carrera realizada y no vas a dejar todo por la actuación o el canto, pero sí, podés darle lugar en tu vida. Recordá que nuestro cuerpo asocia el aprender con la juventud. Empezá teatro si te gustaba actuar en el colegio, un taller de literatura si te gustaba la escritura, jugá al tenis sin necesidad de ser el número uno del mundo.
Hace poco fuimos a jugar un amistoso por el torneo de veteranos de básquet y mientras esperábamos vi un grupo de hombres con un promedio de edad de setenta y cinco años, jugando un picadito informal, media cancha. Me pareció maravilloso. Me comentaron que se reunían una vez por semana, jugando a su ritmo, divirtiéndose. De esta manera ellos siguen siendo protagonistas de sus vidas, mientras otros seguirán desde la tribuna, con el pancho y la coca, sólo mirando, es más cómodo, pero es un desperdicio y un desagradecimiento al Ser Superior que nos dio la vida. Honremos la vida. Busquemos el equilibrio y la cuerda no será tan floja como parece.

Entonces:

“Buscá equilibrio en tu vida, en eso radica el secreto, desarrollá todo tu potencial; recordando que tenés ocho inteligencias para desarrollar, usalas, para eso las posees. El ser viejo es un ser unidimensional , el ser joven es multidimensional.”





Cuando te sientas muy “intelectual”, salí inmediatamente a realizar una actividad física.
Cuando creas que sólo estás haciendo actividad física, tomá un libro, escuchá un concierto, andá al teatro. Buscá el equilibrio entre los dos planos.

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